LA SUERTE DEL NACER
Qué suerte de aquél que nace
en casa de gente afincada,
estrella que
pronto hace
del niño con
tez rosada,
simiente, que
al viento esparce
semilla, muy
bien sembrada.
Si pudiésemos
elegir
la casa donde
nacer
la cuna donde
dormir
espacios donde
crecer.
No habría
momentos de paz
codazos para
empujar
y ser los
primeros en ir.
La vida no es
justa por igual,
a pocos, los
dota con mucho
a muchos, los
trata fatal,
pañales y
enaguas de seda
mantillas de
blonda y tergal,
alhajas que
ensalzan y llenan
a hijos que no
tienen par
a gente menuda
que tiene
la suerte de
dar y tomar.
Por el
contrario hay otros que llegan
con hambre en
lugar de un buen pan,
desnudos se
encuentran muy pronto
carentes de
mimos están,
sin nadie que
tape su cama
que arrulle en
sus brazos de ama,
que bese, que
mime, que cuide tan frágil figura
que sienta en
sus carnes ternura,
que velen sus
sueños de ángel
que impidan,
vivir su tortura.
No me parece
justo
que por el
sólo hecho de nacer,
a unos les
caiga el lujo
luchar para
vencer,
a otros por el
contrario, injusto
gritar, hasta
perecer.