SONETO SOCIAL
La calle llora el peso de su
gente,
rostros cansados, hambre en
cada esquina,
la noche es un refugio que
declina,
el alba un grito roto e
indiferente.
Los niños juegan bajo un sol
hiriente,
sin libros, sin escuela, en
la rutina
de un mundo que los mira y
los fulmina
con ojos de ambición que se
presiente.
Y mientras, los que mandan,
desde el trono,
repiten con discursos la promesa
de un pan que nunca llega a
ser entero
pero la voz del pueblo al
fin encono
y en su clamor, cual ola que
no cesa
rompe cadenas, rompe su
sendero.
L. Carlos de Torres Segovia