martes, 27 de diciembre de 2016

RECUERDOS DE MI NIÑEZ


RECUERDOS DE MI NIÑEZ

 

Desde que naces la lucha

un hogar donde vivir
una familia que escucha
el llanto que anuncia el sentir,
del que a la cola se apunta
tratando de conseguir,
un espacio si se junta
a los que logran salir.


Aunque me voy no me voy
aunque me voy no lo siento,
siempre dije lo que soy
palabras que lleva el viento.

 
Recuerdos de mi niñez
pensamientos añejos,
terrenos por recorrer
soñando en hacernos viejos.

 
Que largos pasaban los días
monótonos tiempos de antaño,
un aro, con un solo guía
tesoro cual oro en un paño.

 
Tan solo nos conformábamos
con un carretón como coche,
una peonza a colores,
unas canicas de barro,
o una pollera por broche.

 
Eran tiempos de austeridad
de respeto ante una sola mirada,
un asiento cedido a la edad
una puerta entreabierta, dejaba
paso a una fuerza domada
que era norma de aquella camada
fruto y semilla de la posteridad.

 
Aunque me voy no me voy
guardame en tu pensamiento,
y cual si fuera un sacramento
todo mi amor te lo doy.
 
 
Recuerdos y más recuerdos te vienen a la memoria
de aquellos años felices (compartidos), son la historia.

 
Casona con patio en el centro
donde las plantas cantaban
reflejo que desde dentro
sus gentes las contemplaban
un cálido ambiente, un hogar que lo formaban
nueve Torres de Navarra y una Segovia lozana.

 
Aunque me voy no me voy
y quiero que con el tiempo
se haga justicia y presiento
me sigas siempre queriendo
y así seguir donde estoy.

 
Una simple mirada era entendida
mejor que todos los libros de urbanidad
no hacia falta meter la mano en la herida
pues todo era posible, gracias a la credulidad
una norma que daba por hecho
un respeto profundo a la ancianidad
denostando polémica al uso
para no desbancar la cordialidad.

 
Aunque me voy no me voy
que me espere el firmamento
que quiero contar un cuento
y mañana seguir como hoy.

 
Había siempre unas cuantas normas
que eran precepto de respetar
la razón siempre a los ancianos
las exigencias de los mayores, no se discutían
antes de comer, lavarse bien las manos
limpiarse bien la boca, cuando del vaso bebían.
Si era padre quien cogía la palabra
una breve inclinación de cabeza, asentía lo que hablaba
dando por hecha ante cualquier situación
que razones de peso no le faltaban
al que ocupaba el primer escalón.

 
Eran tiempos serenos
de respeto, bonanza, resignación
donde solo una voz se escuchaba
cual si fuera la de un batallón
era madre, que con gracia mandaba
arengando a sus tropas, Agustina de Aragón.

 
Recuerdos de mi niñez,
pensamientos añejos
la sombra de la vejez
nos hace sentirnos viejos.

 
¡Aunque me voy no me voy!
¡Aunque me voy no me ausento!
¡Aunque me voy de palabra!
¡No me voy de pensamiento!
 
 
 
 
 

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