martes, 11 de julio de 2017

EL ENCIERRO


EL                   

                       

                       ENCIERRO

                                                                   (San Fermines)

     Seis figuras se dibujan en el corralón,
     arropados por los mansos
     que inspiran resignación,
     hasta oír truenos y pasos
     que anuncian la procesión,
     rogando a todos los santos
     protejan con su mantón.

     El miedo me hace correr,
     el miedo me impide avanzar,
     percibo su aliento  sin mover
     estatua de barro y engañar,
     a fiera que trata de coger
     el aire del viento y derrotar.

     Una vez en marcha todos
     ya no hay quien pare el encierro,
     con casta y sin malos modos
     cada bicho con su hierro.

     Suben la cuesta del santo
     abriendo paso los toros
     que saltan sobre los mozos
     que han culminado su canto.

     Mercaderes,
     curva de la estafeta,
     van como cohetes
     sin pensar en la muleta,
     resoplando los mofletes
     cuando pasa la silueta,
     de aquel proyecto en filetes
     que porta al final de la testa,
     más que pitones, railetes.


      Los colores se entremezclan
      al correr la calle arriba,
      lo bonito cuando cercan
      la manada, que en su huida
y     en contra de la querencia
      buena señal de su casta,
      notan la sola presencia
      de aquél, que con mucha pasta,
      quiere vivir la secuencia
      de sentirse junto al asta,
      embriagándose en la esencia
      del arte y el riesgo, a la carta.

      Una vez más el milagro,
      que es posible en la carrera,
      que se vive un rato largo,
      cada cuál a su manera,
      evitando el acto amargo
      si es que embiste alguna fiera,
      cuando el santo se hace cargo
 con el quite por montera.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario