QUITE
Hay una cosa muy clara
en la fiesta de los toros
el rasero no es la vara
que mide y trata de
iguales,
pues hay una pugna entre
todos
los llamados
profesionales,
que ensalza al que da la
cara
y condena a los
irregulares.
Ya en el mismo paseíllo
se nota el que viene
empujando.
Sale al ruedo deseando
demostrar cual Pepeillo
que su pisar va dejando
señales como un cuchillo.
Cuando el bruto va al
caballo
y rompe en la manta
severa,
el que esta por demostrar
su puesto en el escalafón
entra de golpe, sin dar
una tregua
y al quite como un moscón
se cuela en terreno
cualquiera
y adornándose con garbo
cual garañón de la manada
deja su impronta y espera
la respuesta de otro
espada.
Es bueno que permanezca
el quite
como pugna noble entre
los espadas.
Que no se pierdan las
Gaoneras
Chicuelinas, Navarras o
Revoleras,
que haya siempre una
envidia sana
por dar motivos en ser
primero,
estando siempre en el
buen sendero
aquel que busca y ansia la
fama.
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