lunes, 19 de marzo de 2018

A DIOS LE PIDO


A DIOS LE PIDO

Cuando admiro tu rostro tan sereno,
    a pesar de tanto daño infligido
    cual si fueras ladrón o forajido,
    siendo tú, Jesús el Nazareno.
   
    Siento vergüenza, de aquello que creaste
    que a pesar del esmero que pusiste,
    no lograste un espejo en que mirarte
    de aquello que fue, y nunca quisiste.

    ¿Por qué Señor? ¿Por qué?
    ¿Qué cambió nuestra conciencia?
    ¿Por qué Señor? ¿Por qué? 
    ¿Que alteró la convivencia
    sin saber, ni por qué fue?

    En tu gran conocimiento
    al hacer de tu imagen al hombre,
    debiste suplir del invento
    la parte que lacra y que rompe,
    que hace que sea violento
    luchando, y matando en tu nombre.

    ¿Por qué Señor? ¿Por qué
    al diseñar tu modelo
    algo distrajo tu mente,
    que hizo temblar a tu dedo
    y el curso del agua corriente,
    haciendo dos partes en duelo
    propias de una misma mente?

    ¿Por qué Señor? ¿Por qué
    consientes que el hambre se cebe
    siempre con la misma gente,
    que quiere beber y no puede
    del agua que brota en la fuente?

    ¿Por qué Señor? ¿Por qué
    permites que corra la sangre
    de aquellos que son inocentes,
    que llevan el sello del hambre
    que impide pensar a sus mentes?

    ¿Por qué Señor? ¿Por qué
    los justos no pueden tener
    lugar en el mundo y gozar,
    sin miedo a tener que perder
    en lucha mas bien desigual?
   
    ¡No hay derecho!

    ¡No hay razón!

    Quiero que actúes de hecho
    que impidas la sinrazón,
    que hagas del hombre maltrecho,
    una esperanza de vida
    que cambie el curso del tiempo
    que llegue cual brisa del viento,
    que empuje a ganar la batalla
    que ayude a olvidar la metralla,
    borrando del hombre el haz
    que deje lucir al envés,
    siendo el envés tan sagaz
    que ponga el derecho al revés.







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