A DIOS LE PIDO
a pesar de tanto daño infligido
cual si fueras ladrón o forajido,
siendo tú, Jesús el Nazareno.
Siento vergüenza, de aquello que creaste
que a pesar del esmero que pusiste,
no lograste un espejo en que mirarte
de aquello que fue, y nunca quisiste.
¿Por qué Señor? ¿Por qué?
¿Qué cambió nuestra conciencia?
¿Por qué Señor? ¿Por qué?
¿Que alteró la convivencia
sin saber, ni por qué fue?
En tu gran conocimiento
al hacer de tu imagen al hombre,
debiste suplir del invento
la parte que lacra y que rompe,
que hace que sea violento
luchando, y matando en tu nombre.
¿Por qué Señor? ¿Por qué
al diseñar tu modelo
algo distrajo tu mente,
que hizo temblar a tu dedo
y el curso del agua corriente,
haciendo dos partes en duelo
propias de una misma mente?
¿Por qué Señor? ¿Por qué
consientes que el hambre se cebe
siempre con la misma gente,
que quiere beber y no puede
del agua que brota en la fuente?
¿Por qué Señor? ¿Por qué
permites que corra la sangre
de aquellos que son inocentes,
que llevan el sello del hambre
que impide pensar a sus mentes?
¿Por qué Señor? ¿Por qué
los justos no pueden tener
lugar en el mundo y gozar,
sin miedo a tener que perder
en lucha mas bien desigual?
¡No hay derecho!
¡No hay razón!
Quiero que actúes de hecho
que impidas la sinrazón,
que hagas del hombre maltrecho,
una esperanza de vida
que cambie el curso del tiempo
que llegue cual brisa del viento,
que empuje a ganar la batalla
que ayude a olvidar la metralla,
borrando del hombre el haz
que deje lucir al envés,
siendo el envés tan sagaz
que ponga el derecho
al revés.
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