LA VIDA MISMA
Cuando al alba
me despierto
y comienzo la
jornada,
algo, que no
es nada cierto
me sujeta a la
almohada.
Venciendo tres
mil tentaciones
de seguir
doblando el ala,
hago de tripas
corazones
saltando como
una bala.
Toda una vida
luchando
en favor de
los demás,
siempre en la
brecha empujando
con el carro
por detrás.
Desde niño con
la escuela
primeros pasos
sufriendo
al notar como
la espuela
de la vida vas
sintiendo,
y entre tortas
y sermones
de tus pasos
tropezones,
experiencia y
aprendiendo.
Del pelotón
destacado
en astucia y
pillería
no te libra
del pecado
de sufrir la
artillería,
que con
criterio sesgado
pone coto a
fechorías.
Que largos se
hacían los días
que rompían
con el alba,
siendo las
tardes tan frías
que al calor
yo me arropaba,
tratando de
hacer siempre mías
vivencias de
la jornada.
Pronto sientes
la llamada
que te
arrastra cual ciclón,
buscando entre
la manada
favorita de tu
harén,
y antes que
encuentres nada
tres morillas
de Jaén,
resurge desde
la nada
bailarina del
Edén.
Y a partir de
este momento
te remangas
sin recato
primeras
palabras de un cuento
que te
encuentran sin el ato.
Una guardia,
detrás de la otra
noches en vela
cansancio que brota,
letras que
vencen sin un solo margen
que impiden el
ocio luchando que bajen.
No hay descanso
en la jornada
cuando acabas
una cosa
esquivando la
cornada,
viene el
tiempo y aun se posa
destrozando la
jugada.
Cual peregrino
a Santiago
vas cumpliendo
las etapas
bebiendo hasta
el ultimo trago
vino viejo, de
sus esencias destapas.
Y ahora, cansado,
echando la vista atrás
y viendo lo
que has creado
dudas si en el
fondo habrás
después de
tanto luchado,
tomar por
lección sabrás
árbol de leña
cortado.
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