AMOR MADURO
Un amor
puro y sereno
quisiera
yo siempre tener
conservando
lo terreno
que
me ayuda en el querer
aportando
cada uno
lo
mejor de su saber.
Al
amor, como a los grandes caldos
hay
que saber prepararlo,
limpiar
de asperezas y granos
el
fruto que bien se cosecha
después
de un invierno tan crudo
al que
sigue un estío que desecha
aquello
que no esta maduro
que
elude seguir en la brecha.
El
amor como los grandes caldos
debe
guardarse en secreto
sin
estruendos ni trasiegos a destiempo
que
interrumpan el proceso que en el tiempo
ha
de hacerse con cariño y con respeto.
El
silencio que acompaña a una mirada
la
caricia que mitiga el sufrimiento
la
disculpa ante una frase ya olvidada
o
el vivir como el otro un sentimiento,
son
las pautas que componen la proeza
de seguir
amando siempre con firmeza
y evitar
que surja así el aburrimiento.
Un
amor puro y sereno
quisiera
yo siempre tener
conservando
lo terreno
que
me ayuda en el querer
aportando
cada uno
lo
mejor de su saber.
Ha
de buscarse el buen terreno
que
coincida con el árbol deseado
para
que juntos caminen, lado a lado
y
dando ambos de sí, lo más bueno
cosechar
cuando el terreno este abonado
y
gozar con ese amor puro y sereno.
El
amor como los grandes caldos
a
de ser, generoso, desinteresado, respetuoso
paciente,
tolerante, cariñoso
con
una pizca de ardor, majestuoso
que
encienda la llama, que luzca dichoso
que
alumbre la estancia de un sueño amoroso.
Un
amor puro y sereno
quisiera
yo siempre tener
conservando
lo terreno
que
me ayuda en el querer
aportando
cada uno
lo mejor de su saber.
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