EN DEFENSA DE
LA FIESTA NACIONAL
El arte no se
comprende sin el arte
algo debe
sacudir tu interior
si es que
quieres entender en parte
la pureza y la
gracia de su creador.
Debes sentir
un escalofrío
cuando
cruzando el sendero de una marisma
se dibuja en
el horizonte la silueta
del más
perfecto, noble, bravo y grandioso
de entre las
bestias el más hermoso
cuando galopa
provoca una algarabía.
Observa su
cabeza, ostentosa hasta la soberbia
desafiantes
pitones que lleva a gala
en un alarde
de poderío
dando siempre
la cara, en desafío
a todo
aquello, que no le agrada.
Ha nacido y
crecido para la gloria
de su bravura
en el redondel
desafiante,
majestuoso como una noria
surge y
aparece entre la boria
resplandeciente
como un doncel.
La fiesta con
el toro, y el toro con la fiesta.
Gentes que
acuden al coso, que muchedumbre
dispuestos a
coro, la plaza entera.
Un sombrero
cordobés en el tendido,
un clavel
entre su pelo lleva una jaca,
el humo de
algún veguero deja su aroma
incienso que
contamina de esencia torera
cuando el
diestro dispuesto en la puerta asoma
y suena la
música, compás de espera.
El arte, que
no se comprende sin el arte
el arte que
nace, que surge, que brota
que incita al
maestro en ser baluarte
cuando reza a
su Virgen y clama al cielo
quitándose el
miedo, cual fiel devota
soñando en la
gloria al pisar el ruedo.
La fiesta,
nuestra fiesta es tragedia
con dos
personajes que codo a codo
buscan la
gloria y en el empeño
interpretan el
papel de su sueño
cada cual a su
forma y a su modo.
La fiesta es
ARTE
y como arte a
veces no se comprende.
La fiesta es
RESPETO
a sus
personajes protagonistas de la escena.
La fiesta es
DUENDE
un duende que
con su aroma embruja las masas.
La fiesta es
VALOR
el que
demuestran torero y toro, toro y torero
La fiesta es
MAGIA
la magia que
seduce entre los vuelos de su capote.
La fiesta es
arte, respeto, duende, valor, magia, alegría
cuando al
compás de un ¡olé!
busca el
morlaco besar la muleta
de aquel que
domina pisando el albero
de un pase a otro pase, tu esencia, torero.
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