martes, 24 de mayo de 2016

JESUS EL NAZARENO



JESUS EL NAZARENO


El sonar de los tambores
irrumpe al amanecer
y a la luz de los faroles
veo de lejos padecer,
a una silueta que arrastra
una carga bien pesada
que lo hiere y que lo lastra
carne de mi carne amada.

Lo acompaña en el cortejo
en su camino hacia el Monte
un Ciceron, por consejo
para evitar que sucumba
sufriendo de ese calvario
hasta llegar a su tumba.

¡Ay Señor si tu quisieras!
si solo movieses un dedo
señalando con él las miserias
de aquellos que daño hicieron
sin que Tú lo merecieras
escupiendo sobre el paño
soñando con que tuvieras
un renuncio que argumento
diera a sus viles patrañas
e hiciera que sus entrañas
gozen al ver tu sufrimiento.

Golpe a golpe van clavando
los clavos de la avaricia
la soberbia con descaro,
la ira que lo acaricia
la lujuria machacando
todas a una minando
y entre todas destruyendo
Al que termina ganando
alimañas perversas, huyendo.

Cual si fueras bandolero
ladron de almas perdidas
te clavan en el madero
te injurian con sus mentiras.

Y asi clavado en la Cruz
con el rostro ensangrentado
esperando ver la luz
mientras hieren tu costado,
eres capaz de olvidar
tanto daño acumulado
y gritar al Cielo y al Mar
¡Siento verme abandonado
aparta de Mi este mal
que me tiene atormentado!

No existe dolor mas fuerte
que el ver a un hijo sufrir
como una madre lo siente
no quiero pensar en la muerte
viendo a tu hijo morir,
¡Que angustia, que mala es mi suerte
tener que vivir sin morir!

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